Miércoles, 29 de febrero de 2012
Reproductor multimedia
El Servicio Mundial de la BBC celebra su 80 aniversario con una programación especial y una despedida.
Sus operaciones, incluyendo la de BBC Mundo, se
mudan de Bush House -cerca del distrito financiero de Londres- a una
nueva sede a pocos pasos de Oxford Circus, en plena zona comercial de la
capital británica.Abandonar el edificio significa dejar atrás no sólo un fragmento de historia del periodismo internacional, sino también numerosas experiencias personales.
Descubra los rincones más interesantes y desconocidos de Bush House en este video de Laura Plitt, de BBC Mundo.
clic Lea: BBC Mundo y el resto del Servicio Mundial dicen adiós a su hogar
BBC Mundo y el resto del Servicio Mundial le dicen adiós a su hogar
Miércoles, 29 de febrero de 2012
"Bush House nunca fue diseñada
para albergar una corporación mediática: el diseño del edificio es
confuso y están aquellos que piensan que nadie puede navegar con
confianza por sus bloques sin una experiencia de al menos dos años".
Así describe a la sede del Servicio Mundial de
la BBC el único libro escrito sobre este medio de comunicación. Y su
autor, el periodista Andrew Walker, tiene razón: "Bush" fue construida
para ser un centro de convenciones para comerciantes e industriales,
pero una bomba en la Segunda Guerra Mundial cambió su destino, como el
de tantos otros.Ya nos miran con recelo los relojes que han dejado de marcar la hora de Londres, México, Bogotá y Buenos Aires. Desconfían de nuestros preparativos los tarros de café instantáneo a medio llenar, un par de mates rioplatenses, un póster de Macchu Picchu, una pelota firmada por el jugador argentino Osvaldo Ardiles, decenas de diccionarios inglés-español, una invitación para un concierto de Rubén Blades en un teatro londinense y otra para un espectáculo sobre Frida Khalo.
Estamos yéndonos de un edificio que, cuando se terminó su construcción en la década del 30, fue declarado el más caro del mundo. Sus cinco bloques habían costado unos dos millones de libras, 10 millones de dólares para el cambio de la época.
Pero este edificio es eso y mucho más.
La primera mudanza
"Bush House es un micromundo. Un micromundo distorsionado porque el 90% somos periodistas, lo que a nosotros nos parece genial y a los demás terrible. Aquí me di cuenta de que los rusos existen y que los afganos son de verdad. Aquí pasé de ser solo mexicana a ser latinoamericana".El "terror" no era infundado. Un año antes, el periodista búlgaro Georgi Harkov había sido asesinado cuando caminaba hacia Bush House. Un leve pinchazo en su cadera con un paraguas culminó con un envenenamiento con ricino que se llevó su vida tres días después.
clic Vea más información del asesinato de Harkov y de los 80 años del Servicio Mundial en esta galería de fotos.
No era el primer golpe contra Bush House. En 1944 una bomba lanzada por un avión alemán había caído cerca de su fachada y una de las dos estatuas de su entrada perdió un brazo. Pero fue justamente otra explosión la que convirtió este edificio en la sede del Servicio Mundial.
En 1941, una mina alemana fue detonada en las afueras de Broadcasting House, desde donde la BBC transmitía en inglés y siete otros idiomas: afrikáans, árabe, francés, alemán, italiano, portugués y español, los últimos dos para Europa y América Latina. Tras meses de peregrinar, los servicios europeos recalarían en Bush. Los otros servicios se mudarían en 1958.
Una dramática historia para este complejo de cinco bloques que fue construido en 1919 por la compañía estadounidense de Irving T. Bush para tiempos menos beligerantes: su objetivo era atraer a industriales y empresarios de todo el mundo, deseosos de exhibir sus productos y mercancías en un ambiente de lujo y confort, a pocas cuadras del distrito financiero más importante del globo, la City de Londres.
La gente
Poema de Hamid Ismailov, periodista uzbeco del Servicio Mundial, a Bush House
Desde mi infancia en una cabaña de arcilla en un pueblo montañés en Uzbekistán
A mi vida en la Unión Soviética en un precario departamento de dos ambientes
Solía soñar con una gran casa
Con escaleras de mármol
El sueño era repetitivo
Sin ninguna intención, soñaba una y otra vez con esa casa de columnas y escaleras de mármol
Que me llevaban hacia arriba
Leí a Freud, leí a Jung, leí otras interpretaciones tratando de saber qué significaba ese sueño
Una gitana que leía la fortuna me dijo en Sverdlovsk: "Tienes una gran casa en tu futuro, una casa de columnas de mármol y escaleras que te conducen hacia arriba"
Mi vida está a punto de terminar, pero viviendo en un edificio de los que administraba mi municipio me he preguntado, muy seguido, qué fue de aquella promesa vacía, de aquel sueño que nunca se cumplió
Pero dejando los sueños de lado de repente me comprendí que por los últimos 18 años, casi un tercio de mi vida, he vivido en una casa de columnas de mármol con escaleras en su interior que llevan hacia arriba
No me había dado cuenta hasta que nos dijeron que debíamos irnos
Bush House, el Arca de Noé de las naciones
La pista por la que despegan las voces que vuelan sobre la Tierra
El reino donde el eco de los muertos se mantiene vivo
El cerebro que piensa, el ojo que vigila, la lengua afilada y el corazón bondadoso de los meridianos
Bush House, un pub inglés, una chay-khana uzbeca, una taberna española, una cabaña africana, un kabak ruso
Donde visiones y opiniones vuelan hacia todo el globo y lo hacen vibrar
Bush House, un frío espejo en frente de ese viejo, hermoso y furioso mundo
La Bush House de mi inadvertido pero finalmente cumplido sueño.
A mi vida en la Unión Soviética en un precario departamento de dos ambientes
Solía soñar con una gran casa
Con escaleras de mármol
El sueño era repetitivo
Sin ninguna intención, soñaba una y otra vez con esa casa de columnas y escaleras de mármol
Que me llevaban hacia arriba
Leí a Freud, leí a Jung, leí otras interpretaciones tratando de saber qué significaba ese sueño
Una gitana que leía la fortuna me dijo en Sverdlovsk: "Tienes una gran casa en tu futuro, una casa de columnas de mármol y escaleras que te conducen hacia arriba"
Mi vida está a punto de terminar, pero viviendo en un edificio de los que administraba mi municipio me he preguntado, muy seguido, qué fue de aquella promesa vacía, de aquel sueño que nunca se cumplió
Pero dejando los sueños de lado de repente me comprendí que por los últimos 18 años, casi un tercio de mi vida, he vivido en una casa de columnas de mármol con escaleras en su interior que llevan hacia arriba
No me había dado cuenta hasta que nos dijeron que debíamos irnos
Bush House, el Arca de Noé de las naciones
La pista por la que despegan las voces que vuelan sobre la Tierra
El reino donde el eco de los muertos se mantiene vivo
El cerebro que piensa, el ojo que vigila, la lengua afilada y el corazón bondadoso de los meridianos
Bush House, un pub inglés, una chay-khana uzbeca, una taberna española, una cabaña africana, un kabak ruso
Donde visiones y opiniones vuelan hacia todo el globo y lo hacen vibrar
Bush House, un frío espejo en frente de ese viejo, hermoso y furioso mundo
La Bush House de mi inadvertido pero finalmente cumplido sueño.
El resultado de ese enfrentamiento imaginario entre el afecto y la irritación del que habla Walker depende, perdón, dependía, de la gente que ha trabajado en este edificio, gente como Josephine Hazeley, Hamid Isamilov y Delia Radu.
Josephine llegó en 1989 al servicio africano de la BBC desde Sierra Leona. "Bush" le parecía un lugar "confuso pero majestuoso", aunque una de las primeras características de sus nuevos compañeros captó inmediatamente su atención:
"Uno encontraba más africanos en la sala de comidas, limpiando o trabajando como cajeros, que en la redacción de mi servicio. Allí la mayoría eran británicos… y hombres. Por suerte la situación ha cambiado en las últimas décadas".
Cinco años después la BBC encontró a Hamid Ismailov en Alemania y lo contrató para el nuevo servicio de Asia Central. El escritor uzbeco, que debió dejar Uzbekistán en 1992 tras ser declarado persona non grata, fue invitado a Bush House donde, según recuerda hoy entre risas, su trabajo durante seis meses fue "representar la uzbequistanidad".
"Como era el único uzbeco que la BBC tenía, me llevaban por las oficinas mostrándome mientras decían 'es un uzbeco real'. Al principio me daba miedo Bush House. Tantas veces había escuchado que la BBC era la voz del enemigo, que temía convertirme en un 'enemigo del pueblo'. En realidad ya era considerado en mi país un 'enemigo del pueblo', pero ahora temía que ese rol iba a estar institucionalizado justamente por este edificio".
Otros cinco años después, Delia Radu se integra al servicio rumano en Bush House luego de haber trabajado como colaboradora en Bucarest. Hasta 1989 había sido maestra. Escuchaba el Servicio Mundial "como una bocanada de aire fresco, como una normalidad". Tras la caída del comunismo comienza a trabajar como periodista.
"Lo que me impresionó de Bush House fue el archivo de diarios y revistas antiguos -donde uno encontraba información de Rusia, Stalin y los gulags- y el archivo de efectos especiales, con miles de discos con sonidos de rifles, de pasos en la nieve, de viento. Teníamos una audiencia tan inteligente que si uno usaba un efecto equivocado, nos llegaba una carta diciendo algo así como 'el sonido de disparo usado pertenece a un rifle de los años 30 y no de los años 50 que era el tema de su programa'".
Guerra, noticias y un matrimonio
Para cuando el bloque central de Bush House fue terminado en 1923, el sueño de un centro de convenciones del empresario Irving T. Bush se había derrumbado, el comercio mundial sufría una depresión que se haría crónica siete años después.Aunque se convirtió rápidamente en un emblema de la BBC, la corporación mediática nunca fue su dueña. "Bush" perteneció a muchas y variadas manos, desde la Iglesia de Gales hasta el Correo Británico. Su propietario actual es una compañía japonesa.
Es complicado que los nuevos dueños entiendan los fantasmas que quedarán en este edificio; las millones de voces en decenas de idiomas de líderes mundiales, perseguidos políticos, artistas, exiliados y escritores grabadas en cintas magnetofónicas, audio digital, video. Es difícil que puedan valorar nuestros recuerdos, nuestras historias, como la fascinación por los archivos de Delia Radu, el asombro de Josephine Hazeley, el trabajo "de uzbeco" de Hamid Ismailov y, como olvidarlo, el romance de Julia Zapata:
¿Pero quién quiere oír de amor cuando estamos hablando de despedidas? Está bien: corría abril de 1982, tiempos de guerra en las Islas del Atlántico Sur. En el Servicio Latinoamericano, cada transmisión en vivo en la que se reciben llamados angustiados de los oyentes termina con los periodistas en estado de conmoción y tristeza. Muchos tienen seres queridos tanto en Argentina como en Inglaterra.
"Se empezó a correr la voz en el edificio que nosotros finalizábamos nuestro trabajo y quedábamos muy mal, entonces los colegas ingleses comenzaron a llegar después de cada programa con té, café y pasteles".
"Como buenos ingleses, no decían por qué estaban ahí ni hablaban de la guerra, pero para el final del conflicto ya eran unas tertulias masivas", recuerda Julia, quien terminaría casándose con uno de esos ingleses de té, café, pasteles y respetuoso silencio.
La segunda mudanza
En una vitrina aguardan la mudanza los premios y las menciones que ha ganado el servicio latinoamericano a lo largo de su historia, incluyendo el Ortega y Gasset concedido en 2007 en la categoría de periodismo digital.
Alguien se ha llevado, no sabemos si con o sin permiso, otro de los trofeos más importantes, la copa obtenida por el equipo de fútbol latinoamericano en el simulacro de Mundial de Fútbol disputado entre todos los servicios en el año 2002.
Algunos objetos se mudarán con nosotros al quinto piso de Broadcasting House, donde todos los idiomas estarán juntos en lo que ya se considera la redacción de noticias más grande de Europa. Otros serán donados, repartidos, olvidados.
Pero en el octavo piso del ala noreste de Bush House quedan las voces que llegaron siendo mexicanas, colombianas, argentinas, españolas, venezolanas, uruguayas, cubanas, peruanas, bolivianas, paraguayas, nicaragüenses, chilenas, salvadoreñas, guatemaltecas, ecuatorianas, hondureñas y aprendieron a ser -como decía Julia Zapata- latinoamericanas.
Eso le debemos a Bush House... eso y mucho más.
A los 80 años llegó la hora de irnos
Así son los botones para los ascensores en el octavo piso de la torre noreste de Bush House, sede de BBC Mundo.
Pero hay otro detalle que tengo aún más presente en ese día en que empecé a trabajar en la BBC. Y no tiene nada que ver con condiciones climatológicas, pero como estoy en Inglaterra había que empezar hablando del tiempo, como se acostumbra iniciar cualquier conversación en esta isla.
Se trata en realidad de la sigla E.T.A. que está abajo y arriba de los botones con los que se llama el ascensor en cualquier piso de Bush House, la sede del Servicio Mundial de la BBC en Londres.
E.T.A significa "Estimated time of arrival" (tiempo estimado de llegada) y cuando me percaté de su existencia me asusté. "Mierda, ¿dónde me metí?, acá miden hasta cuánto tarda un ascensor en llegar", pensé.
Después entendí que lo que en un inicio me pareció un dato insignificante era en realidad un elemento crucial a tener en cuenta para saber si alcanzaba a llegar puntual al estudio de transmisión viajando por ascensor o si tenía que correr por las escaleras.
Y esa pequeña pantalla digital, que está justo al lado de otra que mide cuánto tiempo lleva uno esperando a que llegue el ascensor, ilustra muy bien de lo que se trata Bush House, un lugar que pese a que fue originalmente diseñado para ser un centro de convenciones, se adaptó para dedicarse a hablarle al mundo, en más de 30 idiomas.
Entrada a Bush House, arriba se lee "A la amistad de los pueblos de habla inglesa"
Y es que vivir en Bush House es conocer buena parte del mundo sin necesidad de abandonar este confuso laberinto de salas de redacción y estudios. El visitante pocas veces entiende cómo salir a la calle después de haber entrado, pero seguro que con sólo media hora de deambular se acuerda de lo diversa y compleja que es la raza humana.
Y es que acá aprendemos todos los días y entendemos que las noticias tienen más de una interpretación. Lo que para una cultura es una flagrante agresión para la otra puede ser un acto de honor y defensa.
Y bien, este Servicio Mundial sigue en constante adaptación. Esta semana celebramos 80 años de nacimiento y desde la próxima empezamos a abandonar este edificio que tiene el mito de haber sido la inspiración de George Orwell para escribir 1984.
De acá nos vamos a la que será la sala de redacción multimedia y multilingüe más grande del mundo en el centro de Londres. Todo el periodismo de la BBC estará integrado en ocho pisos y tres sótanos.
Tenemos muchos objetivos y metas, pero la más importante para mí es que en los próximos meses, a través de nuestro contenido, ustedes también se den cuenta desde el otro lado de la pantalla que nos mudamos a un edificio más moderno en el que podremos surfear más fácil las olas del periodismo digital.
Así se ve la que será la nueva sede del Servicio Mundial de la BBC.
Otro de los momentos destacados será la participación del naturalista David Attenborough, presentador de reconocidas series de la BBC como Planet Earth, Blue Planet y Frozen Planet, entre otras. También, en el programa sobre arte y entretenimiento del Servicio Mundial, The Strand, el editor invitado será el músico William Orbit.
La idea es que a lo largo del día, y desde ya, envíen sus inquietudes, comentarios y por su puesto sus críticas sobre el Servicio Mundial de la BBC.
Para ver la programación detallada de los eventos, haga clic en
http://www.bbc.co.uk/worldservice/programmes/2012/02/120215_about_29_feb.shtml
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